El cambio climático ha jugado un papel crucial en la proliferación de sargazo en la Riviera Maya, exacerbando la frecuencia y magnitud de las arribazones. Factores como el aumento de las temperaturas del mar, las alteraciones en las corrientes oceánicas, el incremento de nutrientes provenientes de la actividad humana, y la deforestación y el uso de fertilizantes, crean condiciones ideales para el crecimiento descontrolado de estas algas.
Estas acumulaciones masivas de sargazo no solo afectan negativamente el turismo y la economía local, sino que también generan serios problemas ambientales, como la alteración de los ecosistemas marinos y costeros. Abordar este desafío requiere una acción coordinada, tanto global como local, para mitigar los efectos del cambio climático y gestionar de manera sostenible el sargazo.
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